Archivo de la categoría: 1881 Atenéu Obreru de Xixón

Naz l’Atenéu Obreru de Xixón

Artículu de Xosé Lluís Campal Fernández publicáu en El Comercio (Asturies) el 21/04/2009.

Rulaba l’añu 1881 cuando entamó’l so camín l’Atenéu-Casinu Obreru de Xixón. Nel multitudinariu actu d’estrenu, verificáu’l vienres 12 de agostu con 600 asistentes, realizóse una velada con discursos y recitaos na que falaron dende Clarín a Apolinar Menéndez Acebal, Ramos Carrión o Eladio Carreño. Y tamién el famosu comediógrafu y vate humorísticu Vital Aza y Álvarez-Buylla (La Pola L.lena, 28 d’abril de 1851- Madrid, 12 d’avientu de 1912), saludáu nes páxines d’EL COMERCIO como «fecundo poeta que con la misma facilidad y maestría maneja la punzante sátira que el género tierno y sentimental». Nesi diariu, el martes 16 d’agostu, asoleyaráse’l romance dialogáu d’Aza entituláu ‘Antón y Pachín’, que s’anicia (presentación de los personaxes) y tranca (una quintilla que fai de broche) en castellán, pero qu’emplega’l bable pa desendolcar la charra que «en Begoña sostuvieron / Antón el de los Llagares / y Pachín el carpintero». Retrata Aza a Antón como borrachín que desatiende la so familia pos mentantu «haya sidra en los lagares / y tabernas en el pueblo, / (…) lo demás para Antón / son cosas de poco peso»; Pachín ye’l so contrapuntu: «De corazón sano y puro / y de claro entendimiento, / busca en el noble trabajo / esa paz, ese sosiego / que sólo encuentra en el mundo / el que es honrado y es bueno». Sigue leyendo

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Las mujeres en la historia del Ateneo Obrero

Artículo de Sergio Sánchez Collantes publicado en El Comercio (Asturies) el 13/03/2008.

El Ateneo Obrero gijonés fue impulsado en 1881 por un grupo de republicanos de la villa. Durante muchas décadas, fue un espacio de difusión de valores y hábitos democráticos, pero según los parámetros que entonces caracterizaban este concepto. Por ello fue también un espacio visiblemente androcéntrico, donde los varones eran los únicos beneficiarios de las clases nocturnas y del derecho a ser electores y elegibles en los comicios que renovaban la directiva de esta entidad, monopolizando también los cargos de sus secciones. Lo normal era que las mujeres quedaran subsumidas entre los «familiares de socios» hasta que, décadas más tarde, el reglamento codificó la figura del «socio eventual femenino». En cualquier caso, ese androcentrismo no era una singularidad del Ateneo, sino que concernía genéricamente a toda una sociedad que excluía a las mujeres de la vida pública y consideraba que tenían que limitarse a «ejercer» como madres y esposas en el espacio doméstico. Sigue leyendo

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